La vida es
una explosión de deidades
como esta irrupción de agua
sobre el acantilado,
una perfecta armonía
entre belleza, bondad
y prepotencia.
Sólo habrá que buscar
el exacto rincón del alma,
el ángulo perfecto
donde la visión
se vuelva realidad
y la felicidad
se sienta mar
ensenadense;
estallando inevitable
en tu mirar...
jueves, 15 de abril de 2010
viernes, 9 de abril de 2010
resonó en el foro aún sombrío
mientras la felicidad aún temerosa
se acercaba al tiempo que aplaudía
Do
minaba el silencio en bambalinas
Re
membrando el fulgor de antiguos días
Mi
existencia espectante de nuevo se atrevía
Fa
ntaseando con noches estelares, heroínas,
Sol
sticios y personajes de emociones fantasías
La
brando finales felices en libretos tallados de utopía
Si
empre escritos en los recovecos del alma sorprendida.
miércoles, 7 de abril de 2010
SOÑAR QUERER AMAR
Soñar
con la inocencia del niño
con la frescura del viento
y del ave con la libertad
Querer
con la fuerza del mar
la soberbia del tiempo
y la impetuosidad del huracán
Amar
con la inmortalidad del alma
la intensidad del fuego
y la fragilidad del corazón
jueves, 1 de abril de 2010
NO SOMOS DIGNOS...
Estamos llenos de escarapelas
que nos distinguen al parecer
y somos tantos quienes las llevan
que no nos pueden reconocer.
Somos mediocres sin inocencia,
somos cobardes por convicción;
somos gigantes ante los otros
porque escondemos un gran temor.
Vivimos siempre como esperando
sin animarnos nunca a atacar
y criticamos a los pasivos
sin hacer tiempo para luchar.
Somos los buenos de la película
pero “realistas” y por demás,
no somos héroes porque no existen
ni somos líderes por humildad.
Creemos tanto en nosotros mismos
como creemos en los demás
y aunque llevamos trajes de acero
nunca encontramos seguridad.
Somos profetas pero pacíficos
en la platea de la crueldad,
somos quejosos siempre a los gritos
que se enmudecen si oyen hablar.
Tenemos llanto y la risa fácil
pero cerramos el corazón,
compadecemos siempre a los otros
sin socorrerlos en su dolor.
Somos albergue de vana envidia
y egoístas sin resquemor,
no somos santos pues “no podemos”
ni somos dignos de algún amor.
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