sábado, 27 de noviembre de 2010

SIMPLEMENTE...


Ayer un amigo se definió a sí mismo como simple, con una naturalidad que se antoja a facilismo y que me hace pensar en que como dice mi amiga Fer la vida recorre en ocasiones caminos circulares, o como diría yo, hace falta ser lo suficientemente maduro para lograr retornar a lo esencial por convicción.

Necesito en mi vida un rayo de luz sobre tu rostro
desprovisto del maquillaje que te tapa las arrugas
que te han hecho ser quien eres hoy seguramente.
Necesito de la brisa sobre esta piel humedecida
refrescando las emociones sin esas vestimentas
superfluas, escandalosas y finalmente invisibles.
Necesito de una idea sin eufemismos que paralice
las inercias arraigadas en las viejas mortandades
y me invite al nacimiento de una acción irrepetible.
Necesito un sentimiento inundado de pasiones
derrumbado vulnerable en unos brazos ajenos
habitando la antípoda del miedo que inmoviliza.
Necesito un amigo con el alma a la intemperie
la mente siempre abierta, la piel en carne viva
que me recuerde a cada instante que la esencia
se escudriña del universo infinito en los rincones
y en silencio se respira … la simpleza de la vida…

Espero ser lo suficientemente simple para merecer ser necesaria en alguna vida ajena, si no lo fui en la tuya, quisiera por lo menos que me dieras la oportunidad de contagiarme de ti y de aprender en el camino de tu forma de vivir.

martes, 9 de noviembre de 2010

AMIGO



No serías mañana tan buen amante como amigo
jamás, tan buen amigo como querido hermano
no sabrías que entregarme al final de cada día
jamás como compartir mis ilegibles fantasías

Ahora te llevaré siempre clavado a mi destino
junto a tu franca huella siempre irá mi paso
no habrán temores encubiertos, ni melancolías
y desearé tu felicidad una vez más como la mía

Siempre hallarás a quien contar tus desatinos
no habrá momento en que te nigue yo mi mano
con tu dolor surgirá mi incontenible rebeldía
y como tú viviré toda vez tus deseadas alegrías

Pero no esperes que yo aplauda tus prejuicios
ni que no grite la verdad con franco desenfado
jamás sospeches que yo avale alguna cobardía
si jugaste a la guerra sin temores con tu vida

Siempre esperaré sólo tu amistad y tu cariño
jamás la indiferencia predecible de un extraño
lo demás me vendrá sin desenfreno ni apatía
como el regalo de tu eterna y tierna compañía