jueves, 2 de julio de 2009


Como la lluvia llegaste
dejando en mi arena tu humedad,
gota a gota se esfumó tu ternura,
mi geografía recorriste con frescura.

Como la llovizna acariciaste
mi cuerpo, más fuiste solo estanque
que el sol hizo vapor y
el recuerdo transformó en poesía.

La arenisca echó de menos
tu presencia, creyéndote mar;
amanecí creciendo, aún con ansiedad
viajando con la brisa, hasta la realidad.

La esperanza se tornó color dorado
el oasis ya no fue espejismo
y supe que no volvería a desear
el pobre río, ante el océano sin par.

Como la lluvia llegaste,
despertando mi letargo, con tu caudal;
gota a gota se esfumó tu angostura,
mi deseo aprendió, a tomarse del viento

… y a volar.