sábado, 12 de septiembre de 2009

VIVÍA


Vivía …
congelada en mi letargo
y el sentimiento se tornó materia
en mi regazo.
Fui tu cuenco,
tu alimento, el origen de tu canto
y tú, la muerte del egoísmo
de mi espacio.
Te amé
renunciando a mis sueños a tu paso
y mi sombra se volvió infinito
con el sonido de tu llanto.

A Kenneth…


Contigo reaprendí…
a jugar y a correr sobre la hierba
a sonreír con la luna en la noche bella
a descubrir la vida aún bajo las piedras
y asolearme de a dos buscando antenas.

Contigo reaprendí…
a replantearme la vida en cada estrella
a perdonar y perdonarme con tu mano estrecha
a percibir mi esencia bajo tu alma tierna
y a amar cada segundo del día que me espera.

Ojalá…
te enseñe a reencontrarme
cuando ya no halle para amarte fuerzas
de otro modo que en caricias de mis manos lentas
y en recuerdos y canciones, que tarareaba mi abuela.

A UN HIJO


Aún no estás y ya te siento, como si tuvieras vida dentro del cuerpo -como si latieras en un lamento-. Aún no estás, pero te tengo; como se tiene guardado algún secreto –envuelto en ilusiones, teñido en sobrevuelos-.

Te alejarás un día y sin quererlo, con llanto presuroso, con ojos nuevos; te llevarás la vida desde mi seno.

Te desearé ese día, la lluvia, el viento; pero que también sepas de la tormenta. Te enseñaré que en llama calienta el fuego, pero que si la dejas también te quema. Te desearé la risa, también el llanto; sólo para que aprendas que en una lágrima se esconde el cielo.

No quiero que la vida te deje, hijo; sólo alegría, sólo tristeza. Quiero que tengas malo y que tengas bueno; que tengas noche, sol, nube, estrellas. Quiero que vean tus ojos el rosa, el blanco; el gris y el negro. Que perciban tus manos lo áspero y lo tierno; y que gusten tus labios lo dulce de otros labios, lo amargo y lastimero. Quiero que huelas aroma a rosas y a violetas, que descubras melodías cuando las aves vuelen. Quiero que sepas que existen los cardos y las flores secas, que interpretes el sonido de un rayo sobre esta tierra.

No voy a desearte sólo el otoño o primavera. No voy a ser mala madre por desearte el sol y el trueno, te enseñaré a comprenderlos y a vivirlos sin recelo. Serás feliz si lo entiendes .. será mi mejor deseo.