Cuando me fui, llevé conmigo
un bagaje de asperezas confundidas,
los descalzos piececitos de mis hijos
y el pudor por sus ropas embebidas
Sobre la balsa escapé al cruento río
navegando cicatrices de mi vida
entre las manos apretadas por el frío
y las sienes vergonzosas aturdidas.
Volver, es confirmarse en alaridos;
volver es descubrirse las heridas,
y sepultar nuestro hogar en un baldío
y en el barro la pobreza compartida.
Llegar, es formar parte del olvido;
y no saber de nuestro pan o la guarida,
un abandono de bondad por un descuido,
las soledades –tantas veces repetidas-.
Regreso, es un fracaso no escondido;
una miseria angustiante comprendida,
retorno es un consuelo desmentido
y la vuelta, es el inicio de la ida.
un bagaje de asperezas confundidas,
los descalzos piececitos de mis hijos
y el pudor por sus ropas embebidas
Sobre la balsa escapé al cruento río
navegando cicatrices de mi vida
entre las manos apretadas por el frío
y las sienes vergonzosas aturdidas.
Volver, es confirmarse en alaridos;
volver es descubrirse las heridas,
y sepultar nuestro hogar en un baldío
y en el barro la pobreza compartida.
Llegar, es formar parte del olvido;
y no saber de nuestro pan o la guarida,
un abandono de bondad por un descuido,
las soledades –tantas veces repetidas-.
Regreso, es un fracaso no escondido;
una miseria angustiante comprendida,
retorno es un consuelo desmentido
y la vuelta, es el inicio de la ida.
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