Tus palabras me suenan a silencios programados
y tu ausencia a presencia de verdades reservadas
no hay en ti un segundo de amor bien disfrutado
ni siquiera una era difusa de ansiedades apiñadas.
Hoy descubro que al castillo construido y adorado
lo sustenta este cimiento de burbujas delineadas
en lisonjas e insolentes embustes pronunciados
que tu boca profiriera como siempre descarada.
Y me quedo vacía de nuevo de tus brazos lejanos
y no siento tu abandono en esta piel apasionada
y me quedo recorriendo el camino sin tus pasos
y no creo que la brisa es nuestro amor que pasa.
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