Estar acostumbrada al ramalazo de tu
ausencia
Es la única forma posible de cruel
sobrevivencia
Y es la irremediable ocupación de mi
conciencia
Volver a perpetuar la creación en tu
apariencia
Como rehén en Estocolmo sin lujo de
violencia
Que ante el verdugo feroz doblega su
inocencia
Reconozco en mi dolor el amor en
confidencia
Y me entrego sin recelo a tu frívola
apetencia.
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